Entre finales de abril y principios de mayo da comienzo una de las etapas esenciales para la consecución de aceite de oliva virgen extra de calidad: la floración del olivo. En esta época los olivares se llenan de flores blancas, las cuales reciben el nombre de «rapa».
Esta floración es el primer paso del proceso que lleva a cabo el olivo hasta convertir esas flores en aceitunas. Por ello, en este periodo se va augurando si hay indicios de tener una buena campaña ese año, y por consiguiente, si obtendremos un buen aceite de oliva. La duración y momento de inicio de la floración va a depender de diferentes factores, como por ejemplo el clima, la zona geográfica donde nos encontremos y la variedad.
La actuación del polen
El polen que se desprende en la época de floración nunca va a fecundar a olivos de la misma especie del que este proviene. Siempre se produce la fecundación con variedades diferentes, de ahí que exista una amplia gama. Además, una de las cosas que favorece esa diversidad es la capacidad que tiene el polen para recorrer kilómetros mediante el aire y llegar a fecundar olivos de incluso otros países.
Cuando las flores son fecundadas, se caen los pétalos y empieza el momento del crecimiento del fruto. Sin embargo, de todas las flores que llegan a fecundarse solo entre un 1 y un 2 % terminan siendo aceitunas.
La importancia de esta etapa para el aove
Debes saber que para la obtención de un aceite de oliva virgen extra (aove) de características excelentes es necesario que todas las fases por las que pasa el olivar estén supervisadas. Además, hay que cuidar las condiciones del olivo en la medida de lo posible, para así lograr producir una cosecha de calidad y poder producir buen aceite de oliva de Granada, al igual que de otros lugares.
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