Cuidar nuestra alimentación es esencial para mantenernos sanos. La dieta mediterránea garantiza la aportación de nutrientes necesaria para que nuestro organismo pueda funcionar correctamente. Además, cuenta con el aceite de oliva como uno de sus principales protagonistas.
La calidad del aceite de oliva virgen extra, aove o aceite de oliva de Granada nos aporta, por lo tanto, algo más que un excelente sabor a nuestros platos. También ayuda a nuestra salud.
Los beneficios de la dieta mediterránea
La dieta mediterránea se basa en los productos propios de los países que se ubican alrededor del mar Mediterráneo, como España e Italia.
Si seguimos esta dieta, reduciremos el consumo de carnes rojas y nos centraremos en alimentos vegetales, pescados, carnes blancas, carbohidratos, aceite y vino (con moderación). De esta manera, las grasas monoinsaturadas y legumbres, verduras y frutas pasan a ser los ejes de nuestra alimentación.
El aceite de oliva, imprescindible
Uno de los factores claves de la dieta mediterránea es el aceite de oliva, cuyo consumo se promueve por encima de tomar mantequilla y otras grasas.
El ácido oleico que contiene el aceite de oliva y sus grasas vegetales son beneficiosos para la salud cardiovascular, ya que ayudan a evitar las obstrucciones de las arterias.
Además, el aceite de oliva también es recomendable por su alto contenido en carotenos y vitamina E.
La dieta mediterránea también promueve el uso de formas de cocción tradicionales, como el horno, que hacen mucho más saludables los platos que preparamos y nos ayudan a mantenernos en el peso adecuado.
Merece la pena destacar que incluir el aceite de oliva en nuestra dieta nos ayuda también a regular nuestro organismo y la eliminación de toxinas. Incluso, contribuye a la prevención del cáncer de mama y colon.
Una alimentación sana pasa por seguir la dieta mediterránea y, especialmente, tomar aceite de oliva.
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